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DORS EUGENIO
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"Un ángel arquitecto debió de planear la parte superior de mi cabeza para alcázar de una ideación. Un diablo vindicativo se complacía, mientras tanto, en fabricar, en la inferior, una bodega para las embriagueces del instinto. Mientras no se me vuelva la cabeza y pase arriba lo que ha de quedar debajo, todo irá bien. Para que tal acontezca pido a los hombres -a los hombres y a sus normas lógicas, morales y sociales- que me ayuden. Existe igualmente en todo semblante humano una zona intermedia, dominio del sentimiento, es decir, de lo que no es ideación todavía, sin ser instinto ya. Hállase esta zona presidida por los ojos. Pero, en mi caso, todo ello anda oculto por las desmesuradas cejas. Se trata de un secreto. Y al llegar aquí caigo de pronto que no se me ha pedido una autocaricatura física, sino intelectual. Mas ocurre que, entre el espíritu y las formas, yo acostumbro a embrollarme siempre. Embrollado una vez más, pongo aquí punto." Blanco y negro, 14 de agosto de 1932. Él lo dijo en una de sus características ocurrencias llenas de significado: Lo peor de la Historia es que antes hay que pasar por la prehistoria. O lo que es lo mismo: lo peor de la edad adulta es que antes hay que ser niño y adolescente. Períodos en borrador, con torpezas e inseguridades, yerros y extravíos, la provisionalidad de un lento y difícil proceso de llegar a ser uno mismo. "Nada más interino que la prehistoria", podemos leer en una de las páginas que siguen Y tal vez se podría añadir: Y por lo tanto nada menos respetable. Ya de mayores redondeamos a nuestra manera, poniendo, sobre todo quitando, dando al olvido, y a menudo interpretando, esta biografía inicial con tantas aristas y rebabas. Así tendemos a hacer más unitaria nuestra vida, a enderezarla en el pasado según el rumbo que hayamos tomado después. Los despistes y contradicciones se difuminan, la memoria se recompone, las palabras rehacen y mandan.