Los escritos de Martin Luther King fueron siempre sentencias claras y directas sobre lo que significaba, para la humanidad, la injusticia, así como las formas en que puede ser transformada en justicia. Con una palabra precisa y un tono emocionado, sus discursos fueron capaces de materializar el estado de inhumanidad en el que vivía el mundo y la oportunidad de construir otro mejor. En su “Carta desde la cárcel de Birmingham” (1963) defendió que “una injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia de cualquier lugar”, lo que significó que, con la defensa de los derechos civiles para los negros, King extendiera su lucha hacia otros colectivos, pueblos y personas. Con su famoso “Tengo un sueño” amplió la imaginación moral de su época e integró en las luchas sociales a una amplia población que había quedado marginada o cansada de ser perseguida, encarcelada y multada solamente por querer ser libre. La concesión del Premio Nobel de la Paz en 1964 honró una lucha pacífica que hizo confluir en su persona el luchador, el mito y la historia.