Nunca como ahora se había hablado tanto sobre la importancia de la inteligencia emocional, sobre la violencia o sobre cómo evitar su influencia en los niños y en los adolescentes, pero la realidad es que apenas disponemos de estrategias para transmitir valores como la paz, la democracia o el diálogo a las nuevas generaciones. Para superar esta contradicción, en este libro se describen las prácticas educativas de diferentes sociedades que tienen como objetivo el que todos los individuos desarrollen su autoestima, establezcan fuertes lazos sociales basados en la empatía y la amistad, destierren la competición del centro de su vida social y eliminen la violencia de la resolución de sus conflictos. Pero esta obra no se queda en el análisis y en las razones psicosociales que fundamentan estas prácticas, sino que dedica un amplio espacio a analizar lo que debemos modificar de nuestra sociedad para mejorar la preocupante situación actual. Muchas de las sociedades que han hecho de la cooperación una seña de identidad han vivido en un entorno natural que la hacía necesaria. Nuestro planeta es cada vez más pequeño e interdependiente, y nos enfrentamos a problemas ecológicos y sociales que hacen imprescincible nuestra cooperación para sobrevivir. No seremos capaces de conseguirlo si no educamos a nuestros hijos e hijas asegurando que sean capaces de cooperar con los otros, de resolver pacíficamente sus diferencias, de buscar soluciones creativas e imaginativas a los problemas, muchos de los cuales nos están exigiendo una urgente respuesta. Ésta es una pequeña aportación para que así sea. Otra educación y otro mundo son posibles.