¿Son los seres vivos como artefactos mecánicos que sea lícito manipular sin límite? ¿Deben un puñado de transnacionales químicas, reconvertidas a empresas de ?ciencias de la vida?, controlar la satisfacción de necesidades humanas tan básicas como la salud y la alimentación? ¿Es el hambre un problema técnico al que quepa hacer frente mediante cosechas transgénicas? ¿Resulta aconsejable conceder derechos exclusivos de propiedad industrial ?patentes? sobre los seres vivos y los procesos vitales? Estas cuestiones de fondo nos asaltan cuando reflexionamos sobre las nuevas biotecnologías. Su aplicación masiva a la agricultura en años recientes ha dado origen a un vivísimo debate en el mundo entero. 24 marca el décimo aniversario de la comercialización del primer cultivo transgénico (en EE.UU.): puede ser un buen momento para hacer memoria del camino recorrido, evaluar lo sucedido y reflexionar sobre qué pasos deberíamos dar a continuación. Este libro ?que en cierto modo complementa y completa a Cuidar la T(t)ierra, publicado por Jorge Riechmann en 23? da cuenta de ese debate y a la vez aspira a intervenir en él.