El año 21 fue, para Carlos Taibo, el del despliegue de un inmoral programa de ajuste; a su amparo se han recortado derechos sociales y laborales con la vista puesta en salvar la cara a quienes, de la mano de la especulación más descarnada, han colocado el sistema financiero al borde de la quiebra. A la franca obediencia que el Gobierno ha mostrado para con los intereses de esas gentes se suma la inanidad de la respuesta que al respecto han articulado una izquierda política incapaz de ir más allá de la defensa de los Estados del bienestar y un sindicalismo claudicante que hace mucho renunció a cualquier vocación de combate. Taibo sostiene que, frente a una y otro, se impone un renacimiento de los movimientos de contestación. Desde la autonomía y la autogestión, estos deben colocar en primer plano las exigencias que se derivan de la necesidad, acuciante, de hacer frente, también, a la crisis ecológica.