Las huelgas y las acampadas del 15-M, las ocupaciones de centros sanitarios y educativos, los rodeos a los parlamentos o las concentraciones contra los desahucios deberían verse como formas legítimas de crítica frente al vaciamiento de derechos de todos. Pero la realidad es muy distinta. La impunidad de los poderes financieros y los recortes sociales conviven con políticas de criminalización de la protesta reñidas con los más elementales principios garantistas; la propuesta de reforma del Código Penal o la llamada “Ley mordaza” son solo algunos ejemplos de ello. La bestia del poder concentrado, incontrolado, se ha quitado el bozal y amenaza con aplastar libertades ganadas con gran esfuerzo. Solo la movilización ciudadana y la radicalización democrática pueden impedirlo. Como dice Ada Colau en su prólogo a esta obra, “frente a los discursos del miedo, este libro resulta una herramienta fundamental para recordar que tenemos derechos, sí, pero que solo podremos gozar de ellos si estamos dispuestos a defenderlos y a reconquistarlos tantas veces como sea necesario”.