América Latina es un escenario geopolíticamente interesante. Tiene más de seiscientos millones de habitantes, ostenta grandes recursos naturales, está atravesado por dinámicas políticas y económicas en constante transformación y presenta niveles de crecimiento sorprendentes, así como problemas socioeconómicos irresolutos. Pero la cuestión de la violencia y la inseguridad en América Latina merece un análisis aparte, ya que sobresale dentro del sistema internacional como una región de paz. En sentido estricto, la violencia directa interestatal ha sido la gran ausente a lo largo de estas últimas décadas de manera tal que, en ausencia de conflictos interestatales, las tensiones, más bien, se han producido fruto del enquistamiento de disputas y reivindicaciones de índole territorial y fronteriza. Aun así, se trata de un fenómeno compartido en todo el continente, donde las respuestas, tan distintas como sus causas y consecuencias, se proyectan a distinta velocidad dependiendo del país o la región.