El poderoso magnteismo ejercido por las interpretaciones del Eleonora Duse, quien a pesar de actuar únicamente en italiano había logrado cautivar al público de todo el mundo, permanece imborrable gracias a Cerene (1916),única película en la que intervino. Fue durante la proyección de esta vieja película cuando Wiliam Waver comenzó a sentir el hechizo de una actriz cuyos gestos, lejos de la desmesura y el ameneramiento del resto de los actores de su época, dejaban entrever una brillante personalidad. Duse, cuya única escuela fue el teatro, alcanzó por sus propios medios una gran madurez intelectual y se convirtió en una de las figuras centrales e la vida artística de su tiempo. Se dedicó enteramente al teatro y la muerte la sorprendió durante una gira por Estados Unidos.