Es esencial que el educador quiera un “formación para la escucha”, lo cual no debe confundirse con debilidad, dejar hacer o n o intervención, sino con una nueva forma de afrontar la educación. Las propuestas del autor se basan en la educación para la paz, como una orientación pedagógica, hecha de soluciones de conflictos, con capacidad de escucha y de relación, con creatividad y elaboración constructiva de la diferencia. La educación para la paz y la pedagogía de la escucha es una posible respuesta al desafío de la complejidad educativa actual en la que el profesorado ve con preocupación cómo sus alumnos son más difíciles, provocadores e inquietos y cómo los recursos que ellos aprendieron y utilizan no suelen dar buenos resultados.