La experimentación y la práctica de laboratorio se caracterizan por ser estrategias didácticas para un modelo de enseñanza-aprendizaje que parte de preguntas y problemas y, con rigor procedimental, las analiza; estudiando sus estrategias de resolución, tanto a través de la experiencia concreta sobre el terreno, como en situación de laboratorio científico. Llevar a la práctica dichas modalidades de trabajo significa estimular la construcción activa de saberes por parte de los alumnos, activar el desarrollo de habilidades sociales en la investigación y desarrollar en los niños una actitud científica, crítica y de curiosidad.