“Yo quiero volar”, dice el pequeño topo. Pero los topos no pueden volar. Sin embargo, sus deseos de volar son tan grandes que no cesa en su intento hasta convertirse, al final de una gran aventura, en un pájaro de tierra. "Este camino a la búsqueda de un anhelo, este progreso del personaje hacia lo alto, tiene una interesante carga simbólica: la búsqueda del horizonte (de la utopía) mueve al protagonista, le hace crecer, conocer, buscar y, tal vez, lograrlo (...). Mención aparte merecen las fantásticas ilustraciones de Eva Muggenthaler que contrastan con la pulcritud del texto y que llenan de color (y olor) la narración" (Pep Bruno, Por los caminos de la tierra oral).