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Todavía a mediados del siglo XIX, niños de doce, trece años eran vendidos en Tesino (Suiza) para trabajar como deshollinadores en Milán, donde eran mantenidos casi como esclavos y donde sólo unos pocos sobrevivían al peligroso trabajo. Sin embargo, Giorgio, un chico de trece años procedente del valle del Verzasca conocerá también la amistad y la solidaridad de Los Hermanos Negros, una asociación secreta de chicos deshollinadores.