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Nacido en 1894 en el gran puerto macedonio del Imperio otomano, Vidal, políglota por necesidad, siempre soñó con vivir en París, pero llegó a la capital francesa como prisionero después de ser testigo de excepción de las guerras balcánicas, el hundimiento del Imperio otomano y las dos guerras mundiales. Además del interés de su peripecia personal, la vida de Vidal es representativa del auge, el crepúsculo y la muerte de una cultura –la de los judíos procedentes de España los sefardíes-, donde se reflejan las grandes cuestiones del siglo XX: el tránsito del imperio al Estado-nación, las relaciones entre judíos y gentiles, y la tensión perenne entre Oriente y Occidente. <> El filósofo y ensayista Edgar Morin emprende por devoción el relato de la historia de Vidal, un homenaje supremo no sólo a su padre sino también a la humanidad del hombre, a la universalidad, a la comprensión del sufrimiento del Otro. Alejando de los convencionalismos del género biográfico, Morin va construyendo un delicado armazón a partir de la autobiografía oral que el propio Vidal grabó cumplidos los ochenta años, pero también de cartas, diarios y documentos personales. El resultado es un peculiar y brillante ejercicio literario. Que condensa en sus páginas no sólo la historia de Vidal y los suyos, sino también buena parte de la historia del siglo XX.