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Edgardo, el maquinista, ha escuchado hablar de la selva azul; por eso, cuando el pez le pide que lo lleve hasta allí, no duda en subirlo al tren. El viaje es accidentado, pero afortunadamente contarán con la ayuda de los elefantes. Al fin, parece que han llegado a la selva azul: ¡el problema es que se trata de un lugar que sólo algunos pueden ver!