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El futuro se escapa de las manos de siete mil millones de seres humanos divididos en sus impotentes comunidades nacionales. La gran brecha entre un mundo en transformación tumultuosa y una política nacional que se ha convertido en un inconcluso espectáculo de variedades está a la vista de todos. La crisis global de nuestro tiempo ve un complejo de desafíos económicos, ecológicos, tecnológicos y migratorios que ningún Estado nación es ya capaz de gobernar. El resultado es una provincialización extraordinaria de nuestras formas políticas en comparación con las pruebas que la humanidad debe afrontar. Abrumados entre una historia mundial y una política que se ha mantenido trágicamente anclada en la dimensión nacional, nos sentimos todos como sujetos coloniales de un imperio sin rostro. Solo un nuevo internacionalismo y la construcción de un nuevo movimiento de liberación mundial podrán restituir a la democracia el poder de controlar y no de sufrir el futuro. En esta obra, el autor defiende que hay que dejar a un lado las propuestas abstractas de reformas institucionales, e iniciar el cambio desde un nuevo protagonismo cívico y una nueva forma de entender la política y nuestro papel en el mundo. Es un desafío que comienza con nosotros y que proyecta a Europa y a su destino en el centro del escenario mundial.