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Luhmann –siendo soberanamente consecuente además de muy cuidadoso- trabajó durante los últimos treinta años de su vida en una teoría de la sociedad, que dejó señalada en este libro de La sociedad de la sociedad: Después de los clásicos, y por tanto desde hace casi 1 años, la sociología no ha mostrado progresos dignos de mención en la teoría de la sociedad. Como consecuencia de la disputa ideológica del siglo XIX –disputa que en principio quiso evitarse-, la paradoja de una comunicación sobre la sociedad en la sociedad se resolvió –en las controversias teóricas- mediante fórmulas como estructuralista/procesualista, dominación/conflicto, afirmativo/crítico y hasta conservador/progresista. Aunque en el recuadro de tales frames sostener la posición contraria, es decir, obliga a incluir lo excluido; por eso, el optar por una parte (y no por la otra) termina infectado por la paradoja. El despliegue de la paradoja a través de controversias llegó a ser convincente mientras fue posible atribuirles sentido político; aunque cada vez eso se logra con menos éxito en vista de la propia dinámica del sistema de la política, a pesar de que los intelectuales sigan “haciéndole el juego”. Evidentemente, la sociología ha hecho muchos avances en los campos de la metodología y de la teoría y, sobre todo, en el de la acumulación de conocimiento empírico, pero se ha ahorrado la descripción de la sociedad como un todo.