A pesar de su corta vida, Søren Kierkegaard tuvo una ingente producción filosófica. En su etapa de madurez destacan, entre otras, obras como El concepto de la angustia y La enfermedad mortal o Tratado sobre la desesperación. Con una estrecha relación entre sí, estos títulos analizan sendas categorías existenciales –la angustia y la desesperación– que permiten al sujeto volverse hacia sí mismo y configurarse como un individuo auténtico. La adaptación que tienes entre las manos se centra en el sufrimiento generado por la responsabilidad de ser uno mismo y constituye, sin lugar a dudas, uno de los grandes motivos por los que Kierkegaard es considerado padre del existencialismo. Los que afirman estar desesperados son ordinariamente aquellos que poseen una naturaleza mucho más profunda, de suerte que no pueden por menos que ser conscientes de su espiritualidad; o puede tratarse de aquellos otros a quienes un terrible acontecimiento o una decisión espantosa han ayudado a tomar conciencia de su espiritualidad. En una palabra, que se trata de unos pocos; pues ciertamente es muy raro quien no esté de veras desesperado.