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A Dagfrid hay muchas cosas que no le gustan, empezando por su nombre. La verdad es que la vida de una niña vikinga no es nada divertida: se peinan las trenzas enrolladas como caracolas sobre las orejas, se ponen vestidos demasiado largos y secan el pescado. Por si fuera poco, pescado es lo único que comen. Pero es que encima las niñas ni siquiera tienen derecho a navegar y a descubrir mundo. Bueno, hasta ahora. Porque Dagfrid ya se ha hartado del pescado seco.
PÁGINAS | 41 |
ALTURA | 14.7 |
ANCHO | 20.7 |
PROFUNDIDAD | 0.9 |
PESO | 0.224 |