Se están esbozando numerosas alternativas al decadente sistema capitalista que parten de una ciudadanía activa, que participa y se implica en la solución de los problemas comunes. Sin duda, la influencia que están teniendo en la sociedad resulta innovadora y parte de su éxito se debe a que estas prácticas hunden sus raíces en una larga tradición. Reconocer el pensamiento de Malatesta en el “no nos representan” o las prácticas zapatistas en la reivindicación de la autogestión de espacios comunes supone no partir de cero en los habituales debates en torno a temas como el liderazgo, las relaciones afectivo-sexuales, las leyes…, sino aprovechar el legado anarquista para continuar definiendo una sociedad basada en la autoorganización, la democracia directa y el apoyo mutuo. Las reflexiones desde la práctica que se recogen en este libro sin duda enriquecerán las iniciativas actuales y también la investigación en ciencias sociales, mostrando que el pensamiento libertario no solo sigue vigente, sino que es la “estimulante ideología del futuro” que reivindica Carlos Taibo en el prólogo.