La reflexión teórica y científicamente fundada que guía esta obra muestra que el tipo de trabajo, la forma en que las empresas se organizan, las perspectivas de carrera dentro de ellas y las exigencias de las organizaciones están totalmente enfrentadas con la perspectiva de mejorar los equilibrios trabajo-vida; por las exigencias habituales de horas de dedicación ilimitadas o porque se espera que los gestores demuestren un compromiso total, priorizando el empleo sobre las responsabilidades domésticas y familiares. Una invasión del trabajo que da por hecho que el “trabajador ideal” es alguien que no deja que la familia y otros compromisos interfieran en su trabajo. Pero, además de su contribución para estimular el debate sobre el futuro del trabajo en nuestro país, este libro supone una reivindicación de la labor de los sociólogos, del valor de sus investigaciones para la sociedad. La fundamentación del debate social sobre las políticas de empleo y de desarrollo económico debe tomar como punto de partida los conocimientos actuales en las ciencias sociales, en lugar de partir de visiones ideológicas que ignoran los saberes establecidos. De ahí la necesidad de reflexionar sobre cómo convertir sus resultados en sentido común, como diría Gramsci, la única o la mejor manera de que puedan ayudar a transformar la sociedad por la intervención social.