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«Curiosidad, apetito de descubrir, de ver, de saber. Y, por supuesto, admiración.» Éste es el punto de partida de estos textos breves en los que Michel Tournier celebra la riqueza inagotable del mundo. El deambular nocturno del erizo, la leche maternal, la presencia tranquilizadora del caballo, el odio de los árboles entre sí, la bajamar y sus secretos comparten estas páginas con relatos de una historia colectiva, real o imaginada—desde Weimar hasta los orígenes del cine—, y con el recuerdo de una galería de personajes históricos y contemporáneos—escritores, actores, cantantes, rostros anónimos—que desfilan, entre bastidores de crítica, ironía y ternura, por esta gran ventana desde la que asomarse al mundo y admirarse.