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Novi Sad, o cualquier ciudad empobrecida por los estragos de la postguerra, constituye el marco de A las que amamos, un turbador relato sobre el mundo de la prostitución que, bajo la mirada sobria y no exenta de ternura de Aleksandar Tišma, desvela sus interioridades y rutinas. Sin pretensiones morales, sin frivolidad, la novela explora la dimensión social del deseo, su oscuro poder, encarnado en la imagen de Beba que, mientras medita cómo reconducirá sus relaciones con un antiguo amante, siente que su cuerpo «es mejor y más fuerte, y merecedor de esos seductores materiales que lo ciñen, y está resuelta a conquistar los derechos que corresponden a semejante cuerpo».