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Fede Cortés, desde la enfermería de la cárcel, rememora la montaña rusa de su vida. Principal sospechoso de múltiples asesinatos, relata una historia que, escrita según los parámetros de la novela negra, nos adentra en una delirante atmósfera vital, en la que la frontera entre el bien y el mal se difumina, y la felicidad, un bien escaso y finito, se reparte con la misma arbitrariedad que la justicia. «Si yo me siento feliz, a mi vecino le habrá tocado un agónico dolor de muelas. Así funciona la vida».